En el altiplano adyacente a la zona del Tossal encontramos las Cuevas de Pere, los pozos de hielo y la Roca del Gríngol entre muchos rincones y recovecos.
Aunque las noticias escritas más tempranas sobre la actividad mercantil de la nieve son del s. XVII, ésta ya era una actividad complementaria para ganarse la vida en el siglo XVI. Pere Gil en su Geografía de Cataluña (1600), escribe que «De la qual neu (dels monts Pyrineos) y de la que cau en la muntanya del Montseny, y a les muntanyes de Prades (…) utilitzen los regalats de Catalunya en los estius y dies caniculars per a refrescar la aigua y lo vi, y beure no sols fresc però fred: y algun ab no poc dany de sa pròpia salut y vida»
El hielo era utilizado básicamente para refrescar bebidas y frutas en época de calor como artículo de refinamiento y lujo. También se destinaba a la conservación de alimentos, y en prescripciones terapéuticas, como analgésico, antiinflamatorio, o para restañar hemorragias, entre otras virtudes.
La industria de la nieve, como es lógico, se establecía en lugares donde las condiciones climáticas invernales eran más duras, con nevadas abundantes y con temperaturas muy frías, y por tanto en las Montañas de Prades había numerosos pozos de hielo o neveras que utilizaban para almacenar nieve o hielo, que se vendía cuando subía la temperatura.
Los pozos de hielo son construcciones sencillas, realizadas por manos expertas en la construcción con piedra seca y la estructuración de los arcos de sostenimiento de la cúpula, de dimensiones considerables en algunos casos.
Por su ubicación, se buscaba un lugar frío, que disponiese de nieve abundante muy cercana, o cerca de un río o fuente que suministrara agua para producir hielo suficiente.
En el término de Prades hay contabilizadas cinco neveras situadas entre los 950 y los 1130 metros de altitud. De estos cinco pozos, tres están situados en los Plans (uno de los parajes más fríos de la comarca, y donde cae más nieve) y son fáciles de localizar, ya que están cerca del Camino Natural de Prades y del GR 171. Son los de la Roca del Gríngol o del Mas del Llaurador, un pozo rectangular en el que se aprecian dos inicios de arco que sostenían el techo. La parte más ancha es de unos 9 m. El otro es el Pozo del Dineral, al este de los Plans y a poca distancia del camino de Prades a Rojals. Es de forma circular, de unos 10 o 12 m de diámetro, y en su caso todavía se aprecian restos de las paredes y de los sillares que la conformaban. El Pozo del Celestino o del Sabucar es un hoyo relleno de vegetación que podía haber tenido un diámetro de 8 o 10 metros. Hoy no se observa ninguna piedra y se encuentra a más de 250 metros del Pozo del Dineral.
[Información extraída del libro El tràfic amb el fred al Camp de Tarragona (s. XVI-XIX) de Ramon Amigó].